11 de noviembre de 2014
Director Invitado Concierto Gala Aniversario 84 años
Caroreño de fina estirpe, respondió desde su niñez al llamado de la música. Proviene de la tierra del prócer General de División Juan Jacinto Lara y del afamado guitarrista, Alirio Díaz. Felipe Izcaray, a sus 64 años, ha cumplido sus sueños como músico. Con una brillante trayectoria artística, nacional e internacional, atesora momentos únicos como haber dirigido a Alfredo Sadel en el Teresa Carreño en 1988 (sus últimos conciertos) y lo hizo al frente de la Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV). Aquí les contamos cómo nació su relación con La Decana, la cuna del movimiento orquestal venezolano. Hoy, Felipe Izcaray se reencuentra con una nueva generación de músicos OSV para dirigirles una vez más en un Concierto de Gala Aniversario, como tantas veces y con mucho éxito lo hizo en el pasado.
Especial. Evelyn Navas Abdulkadir. Prensa OSV. Para 1985 el caroreño Felipe Izcaray había dirigido a la mayoría de las orquestas profesionales y juveniles de nuestro país. Sólo una le había sido esquiva, una a la que conocía bien, pues desde su llegada a Caracas (a mediados de los años 60, para cumplir estudios de Sociología en la Universidad Central de Venezuela) asistió regularmente a los conciertos, y hasta los ensayos, de la primera orquesta sinfónica creada en nuestro país. Nacería un amor profundo por una institución de vanguardia y con una profunda tradición histórica. Con el tiempo, vencería su altivez y le conquistaría para llegar a convertirse en uno de los suyos, como director asociado.
A Felipe Izcaray siempre le fascinó la dirección orquestal y recuerda vívidamente como si fuese hoy ese primer encuentro con nuestra institución: “Cuando vivía en las residencias de la UCV, me iba todas las mañanas a ver los ensayos de la Sinfónica Venezuela. El 5 de Noviembre de 1967 –hace exactamente 47 años- asistí como público a mi primer concierto sinfónico en vivo, la OSV en el Aula Magna bajo la excelente batuta de Gonzalo Castellanos Yumar, quien se estrenaba ese año como titular. Aún guardo el programa de mano. Me atrajo a ese concierto el que se incluía El Aprendiz de Brujo de Dukas, junto a la Suite Water Music de Handel/Harty, la Petite Suite de Albert Roussell, y el Concierto No. 1 de Paganini con el violinista Maurice Hasson de solista. Lo que más me impresionó fue el virtuosismo deslumbrante de Maurice Hasson, y en especial, la habilidad del Maestro Castellanos para acompañar ese endemoniado concierto. Yo nunca había dirigido nada que no fuera un espejo, y salí abismado y con la conciencia de lo que me faltaba por recorrer para hacer algo así”.
Toda la experiencia adquirida por Felipe Izcaray con las orquestas Simón Bolívar, Municipal de Caracas, Filarmónica de Caracas, Solistas de Venezuela, Sinfónica de Maracaibo, Música Antigua, Orquesta de la Universidad de Carabobo y las Orquestas Juveniles de Lara, Aragua y Carabobo, le serviría para enfilar su batuta el 8 de junio de 1986 a las 11:15 a.m. en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño y guiar a la Orquesta Sinfónica de Venezuela, y a la solista soprano Vivian Fulop, en un concierto mágico con un repertorio compuesto por la Obertura Trágica de Brahms, Bachianas Brasileñas 5 de Villa-Lobos y la Sinfonía N° 2 de Rachmaninoff. Un concierto de lujo y un inicio sólido de una relación que rendiría grandes frutos.
Sin aviso, sin protesto
Para Felipe Izcaray, dirigir a la OSV era como ese sueño lejano, esquivo, como el mismo dice: “como la muchacha objeto de tu amor que no te mira, pero sigues allí, enamorado”. Fue a fines de 1985 cuando revisando un folleto que contenía la programación de la OSV para 1986, nota –en total estado de asombro- que estaba programado para dos conciertos esa temporada, el 8 de Junio y el 19 de Octubre, como director invitado: “Así como te lo cuento, sin aviso y sin protesto. Además, las obras del primer concierto eran estrenos para mí: Obertura Trágica de Brahms, Bachianas Brasileiras No. 5 de Villa-Lobos y 2ª Sinfonía de Rachmaninoff. Mi reacción fue: ‘Pues bien, si esto era lo que querías, aquí está, ¡A trabajar!’. Me fui a la tienda Musical Magnus en Chacaíto y afortunadamente ahí estaba la partitura de la sinfonía, pagué mis Bs 50 y me puse a estudiar la obra. Cuando llegó la fecha de los ensayos, me notificaron que en vez de 5 habría 4 ensayos, porque la orquesta estaba tocando en un ballet y le correspondía descanso. Además, el concertino estaba de viaje y llegaría para los 2 últimos ensayos (hay un importante solo en el segundo movimiento de la sinfonía). Mi respuesta a eso fue: ‘No se preocupen, todo va a salir bien’. Y en efecto, salió muy bien. Tenía un ‘puñal’ de las obras, me las sabía al pelo, porque me daba cuenta de que era uno de los conciertos más importantes de mi carrera, por el sitial que tiene la OSV en mis vivencias. Al final del concierto, había una cola de profesores de la orquesta que me felicitaron efusivamente, incluyendo algunos que hasta ese momento habían objetado el que se me invitara a dirigir. ¿Qué recuerdo de ese día? El comentario de mi ahora gran amigo y admirado artista, Lido Guarnieri. Se me acercó y me dijo: ‘Solo tengo un comentario: ¡PRO-FE-SIO-NAL!’. Es el mejor elogio que me han hecho”.
Su relación con la Orquesta Sinfónica de Venezuela data de los años 50, cuando escuchaba las grabaciones en vivo que editó la Sociedad Amigos de la Música (SAM): “En esos discos pude escuchar obras venezolanas como Margariteña de Inocente Carreño, Suite Caraqueña de Gonzalo Castellanos, Suite Avileña de Evencio Castellanos, Concierto para Orquesta de Antonio Estévez, Estampas de Blanca Estrella, las fugas de Juan Bautista Plaza, la música de la colonia y el Concierto de Guitarra de Antonio Lauro, entre muchas otras. Igualmente, escuchaba obras universales interpretadas por la OSV con directores y solistas nacionales. En 1966 salieron a la venta los discos de Caracas 400 años, una invalorable colección de música venezolana, en los que se incluían varias grabaciones de la OSV con diferentes directores de nuestro país”.
Toda esa riqueza musical se quedó en el corazón de Felipe Izcaray y su recurrente asistencia a los conciertos domingueros de la OSV en el Aula Magna de la UCV y el Teatro Municipal, representaron cátedra permanente de aprendizaje para los jóvenes aspirantes a músicos de la época. “En varias ocasiones canté como coralista con la OSV dirigida por Pedro Antonio Ríos Reyna, José Antonio Abreu y Gonzalo Castellanos. La emoción que sentí en esas oportunidades fue inmensa. Para mí ese sonido grandioso y embriagante de una gran orquesta sinfónica se me metía en mi organismo y me mantenía en un éxtasis, que aún no puedo describir objetivamente. Si alguien comprende y tiene presente el significado y la trascendencia de la OSV en el país cultural, aquí lo tiene”.
Amor para siempre, la música como escudo
Felipe Izcaray ocupa un sitial especial en la historia de la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Para las nuevas generaciones de músicos de OSV es importante conocer, ahondar y valorar su propia historia y a sus protagonistas. El 17 de junio de 1986, Felipe Izcaray volvió a dirigir a la OSV en la Sala Ríos Reyna, con los solistas del Trío Raúl Borges: Armando Cisneros, Lorenzo Camejo y Frankie Martínez, los guitarristas: Luis Zea, Rómulo Lazarde y Alirio Díaz y la pianista Judith Jaimes. Participaron los integrantes de Coral Venezuela y Madrigalistas Vicente Emilio Sojo. El repertorio dedicado enteramente a Antonio Lauro presentó las obras Bolera caraqueña, Serenata, Merengue venezolano, los valses La Negra y María Carolina, así como Vals criollo 2 y Vals criollo 3, también la Suite venezolana para piano, y 4 canciones corales: Crepuscular, Allá va un encobijado, Endecha y El arreo y finalmente, el Concierto para guitarra y orquesta.
Tan sólo un año más tarde, la Orquesta Sinfónica de Venezuela enfrentó una crisis institucional muy delicada, de la cual, no ahondaremos en este espacio. En ese período oscuro para el profesorado de la OSV, fue determinante la respuesta de sus directivos, directores, amigos y personajes del mundo cultural que respaldaron y lucharon por el respeto y la reivindicación de la OSV. Felipe Izcaray demostró, en ese entonces, su apoyo sin condiciones, para preservar el legado histórico que los músicos pioneros –agrupados por el maestro Vicente Emilio Sojo- nos dejaron al ser la primera orquesta sinfónica fundada en Venezuela y una de las más antiguas de América Latina, con una trayectoria ininterrumpida de 84 años.
Cuenta el propio Felipe Izcaray: “La orquesta se las vio negras. Tuvo que salir del Teatro Teresa Carreño, se le cerraron puertas, y daba conciertos en el Parque del Este. En ese momento, se me vino la historia encima. Sojo había defendido la autonomía de la orquesta toda su vida, ¿Por qué iba yo a hacer otra cosa? La orquesta daba conciertos dirigida por algunos de sus propios integrantes y profesores jubilados. Es en ese momento en el que nos resteamos Eduardo Marturet y yo con la OSV. Sin recibir honorarios comenzamos a dirigir la orquesta y se restituyó la programación. Me llevé la orquesta a ensayar en un aula de clase que era un mini galpón en la Escuela José Lorenzo Llamozas, de la cual era director. Ahí pasamos los años 1987 y parte del 88, ensayando y dando conciertos. El maestro Friedman nos ofreció su colegio para los conciertos y así pasamos una de las más grandiosas etapas de la OSV, haciendo música de altura sin recursos materiales, con programas de mano fotocopiados, sin cobrar sueldos (aún se nos debe 1987) y con la música como escudo. Fue en ese ínterin que un día se me acercó la Junta Directiva para comunicarme que, por elección popular entre los músicos, había sido designado como Director Asociado, lo cual acepté de manera entusiasta. Marturet fue nombrado titular, y más tarde se nos unió Rodolfo Saglimbeni como asistente y después, como Asociado también. Duré en ese cargo hasta agosto de 1991, cuando me fui a cursar el doctorado en Estados Unidos”.
Durante un tiempo, los aniversarios de OSV fueron celebrados bajo su batuta: como en 1987 en el Auditórium del Colegio Emil Friedman, en 1988 en el Aula Magna de la UCV, en 1990 en el Teatro Municipal de Valencia cuando se celebraron los 60 años de la OSV, en 1995 en la Sala Ríos Reyna del Teresa Carreño para el aniversario 65 y diez años más tarde, en el espectáculo Viva Venezuela en conmemoración a los 75 años de nuestra orquesta.
La Orquesta Sinfónica de Venezuela siente gran amistad y aprecio por quien estuvo en los tiempos difíciles, respaldando la labor de nuestros músicos y compartiendo también los tiempos felices, celebrando cada aniversario, con ánimo remozado.
Felipe Izcaray se reencuentra con una Orquesta Sinfónica de Venezuela totalmente renovada, que combina talento juvenil y veterano, y se pondrá al frente del maravillo escenario de la Ríos Reyna para presentarle al público un evento inolvidable: “Mis conciertos con la OSV son siempre una gran experiencia. Es una excelente orquesta y siempre tengo presente lo que esa institución ha significado para mi país y para mi persona. Cuando he dirigido conciertos aniversarios he sentido que de alguna forma participo en un momento histórico, que convoca a todos los sectores culturales del país, y recuerdo a esos fundadores estoicos, héroes, próceres civiles, que lo dieron todo por su país. Quizá muchos de los jóvenes profesores actuales de la OSV no comprendan la razón de mi cariño y mi compenetración con la orquesta. Ellos han tenido muchas más oportunidades que las que tuvimos nosotros, y muchas cosas las consideran naturales. Los que supimos de las penurias de los pioneros, y los que vivimos momentos dramáticos de subsistencia, no podemos sino querer a esta institución decana de las orquestas venezolanas. Estar involucrado en un concierto de este tipo es un privilegio”.
Tal es el vínculo del maestro Izcaray con la OSV, que hasta uno de sus hijos, el cellista Carlos Izcaray fue miembro de nuestra orquesta y nos dejó por seguir su carrera como director orquestal en otras latitudes, labor que cumple con merecido éxito: “Carlos se ha hecho su carrera a pulso, con paso firme. Hay algo que Carlos nunca ha olvidado, y lo repite constantemente, y es que fue la OSV la que primero lo invitó a tomar una batuta y dirigirla. Ese voto de confianza, esa primera puerta abierta hacia una nueva experiencia, nunca la va a olvidar”.
Concertino, por partida doble, al frente de Izcaray
Alfonso López Chollet, Concertino de nuestra institución, guarda una relación muy especial con el maestro Felipe Izcaray, a quien conoce de sus tiempos en el Colegio Emil Friedman: “En 1988, Felipe fue nombrado director titular de Arcos Juveniles de Caracas, orquesta de la cual yo era Concertino. Por esos años, la OSV estaba saliendo de un problema institucional que la obligó a tocar una temporada de conciertos en el Auditorio Emil Friedman. Fue entonces cuando las dos orquestas se unieron para tocar la Guía Orquestal para Jóvenes de Benjamin Britten y la Suite Rakastava de Sibelius. Esa fue la primera vez que yo toqué como Concertino al lado de los músicos veteranos de la OSV. Tan solo tenía 17 años. Nunca me hubiera imaginado que mi futuro estaría ligado a esa maravillosa orquesta y en el mismísimo puesto de Concertino. Hoy tengo la dicha de ser dirigido por el maestro Izcaray quien me guió por primera vez, junto con los maestros de la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Ese concierto lo recordaré siempre, porque además sentí lo que significaría estar bajo la presión de tocar un solo como Concertino, cosa que ya es rutina para mí, pero no menos importante”.
Una invitación para apreciar
El domingo 16 de noviembre a las 5 p.m. el público caraqueño tiene una cita infaltable en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño. Las entradas están a la venta en la taquilla del teatro, por sólo Bs.100.
El director Felipe Izcaray nos explica: “Será un estupendo y excitante programa con dos obras trascendentales del Siglo XX, una en Venezuela, Concierto para Orquesta de Antonio Estévez y otra universal, el hermoso ballet en 4 cuadros Petrushka de Igor Stravinsky; y una hermosa página venezolana de un compositor que hizo historia, como lo es Pedro Elías Gutiérrez. Cabe un pequeño detalle, si se quiere anecdótico, y es que cuando el maestro Antonio Estévez se vino de Calabozo a Caracas, su primera actividad musical fue el ingresar como clarinetista a la Banda Marcial de Caracas que dirigía el maestro Gutiérrez, así que actuó muchas veces bajo su batuta. Antonio Estévez me dijo alguna vez que Geranio era la obra de Pedro Elías Gutiérrez que más le gustaba”.
Finalmente, para nuestros seguidores en redes sociales, el Maestro Izcaray les deja estas palabras: “Creo que quien haya leído esta entrevista se debe haber dado cuenta de mi afecto y compenetración con la OSV, así que ya deben haber deducido cual va a ser ese mensaje: Sigan apoyando con absoluta determinación a La Decana de la música orquestal en Venezuela”.
Felipe Izcaray es el ganador del concurso internacional llevado a cabo en el año 2000, para ostentar al cargo de Director Titular Fundador de la Orquesta Sinfónica de la Provincia de Salta en la República Argentina. Bajo su conducción la OSS fue galardonada con el premio de la Asociación de Críticos Musicales de Argentina como la mejor orquesta del país en el año 2004.
El Mtro. Izcaray ha realizado una intensa y fructífera actividad en el campo de la dirección orquestal a niveles nacional e internacional. Entre 1987 y 1991 fue Director Asociado de la Orquesta Sinfónica Venezuela, institución que lo designó Director Invitado Principal en Julio de 1991. Entre 1992 y 1995 se encargó de la Dirección Musical de la Orquesta Sinfónica de La Crosse, en Estados Unidos, y entre 1996 y 1997 se desempeñó como Director en Residencia y Profesor en las Cátedras de Dirección y Orquestación de la New World School of the Arts de Miami, Florida. En 1995 fue el director de la gira que realizó la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar a París, Francia, y en 1998 dirigió la gira a Portugal con la Orquesta Sinfónica Venezuela.
Además de su preparación académica formal, realizó durante varios años estudios privados continuos en dirección de orquesta y análisis con el reconocido Maestro venezolano Antonio Estévez, más un curso en Dirección Orquestal con el Maestro Franco Ferrara en la Academia Santa Cecilia de Roma en Italia.
El Dr. Felipe Izcaray posee tres títulos universitarios logrados con altos honores en la prestigiosa Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos, donde cursó un Doctorado en Dirección de Orquesta, Summa cum Laude (1996), un Master of Music en Dirección Coral (1974) y una Licenciatura, Summa cum Laude en Educación Musical (1973). Tiene además una experiencia de más de 30 años en ópera, ballet, zarzuela, obras contemporáneas y grandes obras sinfónicas, lo cual le convierten en uno de los directores mejor preparados y musicalmente uno de los más sólidos y versátiles de América Latina.
Al frente de la Orquesta Sinfónica de Salta desarrolló una importante y reconocida actividad dentro y fuera de la provincia. Ha tenido el privilegio de dirigir en tres oportunidades a la célebre pianista Martha Argerich y a destacados artistas de la talla de Eduardo Falú, Manuel Rego, Gabriela Montero, Monique Duphil, Alberto Lysy, Johannes Moser, Teodora Miteva, Christine-Marie Höller, Alexis Cárdenas, Tanja Becker-Bender, Pablo Márquez, al charanguista Jaime Torres y al cuarteto vocal Opus Cuatro, entre otros. El concierto a casa llena en el Teatro Colón de Buenos Aires en el 2002 le abrió las puertas de esta famosa meca musical, recibiendo junto a la Orquesta Sinfónica de Salta la calificación de “Cinco Estrellas” por parte de la crítica especializada. Igualmente, su participación en la XI Semana Musical Llao Llao de Bariloche transmitida por Film & Arts durante un año generó excelentes comentarios.
A partir de 2010 se desempeña como Director Titular de la Orquesta Sinfónica del estado Nueva Esparta, con sede en la Isla Margarita y es además Director Honorario de la Orquesta Sinfónica de Salta en Argentina. Actualmente el maestro Felipe Izcaray es el Director Artístico del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles en Carora, Estado Lara.
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