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Jubilados de la OSV: No hay nada mejor que ser integrante de una orquesta como la Sinfónica Venezuela

El pasado domingo 21 de febrero la Orquesta Sinfónica Venezuela rindió un merecido homenaje a los profesores jubilados de la institución, con el concierto Una Vida de Héroe, una obra del compositor y director alemán Richard Strauss, bajo la batuta del director francés Christophe Talmont, en la sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño.

A propósito de este tributo conversamos con algunos de los profesores jubilados de la OSV, para que nos contaran de sus experiencias en la institución.

 La Sinfónica Venezuela es como la familia

“Cuando uno se retira de la orquesta es muy fuerte, porque la Sinfónica es como la familia”, la emoción quiebra sus palabras, las lágrimas se desbordan de nostalgia, y fue necesario que tomara aliento y los presentes con él, para poder continuar con su testimonio de lo que significó estar en las filas de la Orquesta Sinfónica Venezuela, el maestro Ramiro Ramírez (cornista), entró por concurso a la OSV en el año 1974, nos cuenta que tiene 14 años de jubilado y aún siente a la Venezuela en el corazón, este tachirense de sonrisa fácil y ojos amables, refiere que cuando era un joven estudiante  un compañero le preguntó: ¿cuándo estaremos en la banda del estado? y él le respondió: “tenemos que pensar más allá, lo que tenemos que preguntarnos es ¿cuándo estaremos en la Orquesta Sinfónica Venezuela?” Con esfuerzo y dedicación el sueño se le cumplió y hoy es parte de la gran historia de la orquesta sinfónica más antigua del país.

El maestro Ramírez aconseja a las generaciones de relevo de la OSV, que no pueden dejar de estudiar ni un solo día de sus vidas y que busquen a los mejores maestros de expresión musical, agrega por otra parte que es muy importante que estos jóvenes músicos estén conscientes de la “gran responsabilidad que tienen de mantener un legado como el que ostenta la Sinfónica Venezuela, no solamente en el aspecto musical sino también en el moral”.

El compañerismo y la solidaridad sacaron adelante a la OSV

“La Orquesta Sinfónica Venezuela sin lugar a dudas es una de las agrupaciones musicales más importantes del continente”, expresa el profesor Rubén Oscher (fagotista), “sobre todo por su historia que no la tiene ninguna otra orquesta de América Latina, los más grandes directores, los más grandes solistas, pero aparte del criterio musical, la orquesta se destaca por otras virtudes, como son el compañerismo y la solidaridad, hacer música en camaradería, afirma que estas virtudes “ayudaron a los integrantes de la OSV a salir avanti de los momentos más difíciles”, tales como el de la crisis del año 1987.

Para el profesor Oscher, el legado de la Sinfónica Venezuela al país, se manifiesta a través de lo que es hoy día el movimiento musical venezolano, nos cuenta que los profesores que iniciaron el programa juvenil del maestro José Antonio Abreu, “en un alto porcentaje eran integrantes de la OSV y crearon las cátedras más importantes de instrumentos, por eso Venezuela está en el tope del mundo en el ámbito de la música clásica”.

A los jóvenes que hoy forman parte de las filas de la OSV, les dice con orgullo  que no hay nada mejor que ser integrante de una orquesta como la Sinfónica Venezuela, “aparte de la música, se aprenden otras cualidades, que son importantes en la vida”.  Asimismo les pide que mantengan el respeto y la tradición, sobre todo con los jubilados,  señala que en otras instituciones los dejan en el olvido, destaca la iniciativa que tuvo la Junta Directiva de tenerlos en cuenta, y organizar este concierto con “una obra subjetivamente titulada Una Vida de Héroe, agradecemos muchísimo el hecho de que pensaran en nosotros que dimos tantos años a esta noble institución”.

Todo se lo debo a la Orquesta Sinfónica Venezuela

En el año 1970 el maestro Angelo Pagliuca (trombonista), comenzó en la OSV, relata que en la época la Venezuela era la única orquesta sinfónica que existía en el país, “y todo el mundo quería participar, por lo que era muy difícil entrar, cuando pude hacerlo fui la persona más feliz del mundo, también por aquellos años todos los solistas de la orquesta estuvimos dedicados a darles clases a los jóvenes de la Orquesta Juvenil e Infantil”, expresa que “fue una experiencia muy especial, porque se veía el trabajo que estábamos haciendo, y de ahí vino la música del sistema de orquestas, del que hoy nos sentimos orgullosos”.

En relación a su experiencia como director, el maestro Pagliuca comenta con orgullo que dirigió innumerables veces a la Sinfónica Venezuela, así como también a otras orquestas dentro y fuera del país. Relata que durante su periodo como vicepresidente de la OSV, se lograron once giras internacionales a los teatros más importantes del mundo, “una etapa extraordinaria de la orquesta, un ciclo maravilloso”, con una sonrisa de satisfacción dice que fue “un honor haber pertenecido a la institución durante 42 años.  Todo se lo debo a la Orquesta Sinfónica Venezuela”.

Es un privilegio haber compartido con los grandes maestros de la OSV

El profesor Eduardo Antonio Arias (cornista) expresa que para él es un privilegio haber compartido con los grandes maestros de la Sinfónica Venezuela, narra que apenas era un estudiante, cuando los maestros ya estaban en la orquesta, “yo asistía a los conciertos que la OSV daba todo los domingos en el Aula Magna de la UCV, y siempre veía a la orquesta como mi meta, por ser la principal del país, la pionera, era mi inspiración, el orgullo más grande era poder entrar en esta orquesta, estudiaba con la intención de poder algún día estar en la OSV”.

El anhelo del profesor Arias fue alcanzado en el año 1989, cuando siendo muy joven audicionó y logró entrar a la Sinfónica Venezuela, la felicidad de aquel momento fue tan grande que aún lo embarga, refiere que su llegada coincidió con el coletazo de la crisis del 87. Fue invitado por otras orquestas a participar, propuestas que se encontraron con su rotunda negativa, señala que era tal la gratificación de estar en la OSV que ni a él ni a sus colegas les importaba la situación de precariedad económica en la que se encontraba la orquesta, concluye diciendo: “era feliz tocando en la Sinfónica Venezuela con los maestros a los que considero los grandes héroes, esa era mi mayor motivación”.

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