La Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV) cumple 92 años de actividad ininterrumpida. Pionera en el movimiento sinfónico nacional, producto de la ardua labor de músicos que lucharon por darle una continuidad en el tiempo. La Concha Acústica de Bello Monte, conocida como Anfiteatro José Ángel Lamas, está vinculada a la Orquesta Sinfónica de Venezuela desde su fundación hace 61 años y sigue siendo un lugar vital para la cultura y el esparcimiento capitalino. Aquí recordamos el día en que fue inaugurada, el 19 de marzo de 1954, durante los tiempos de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, con un concierto de nuestra institución bajo la dirección del reconocido maestro alemán Wilhem Furtwängler y de nuestro querido Vicente Emilio Sojo.
La Concha Acústica de Bello Monte fue conocida en sus primeros años bajo el nombre de Anfiteatro José Ángel Lamas, en honor a uno de los compositores venezolanos más prolíficos de la época colonial. Y su origen está vinculado –innegablemente- al nombre de nuestro prócer fundador de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, Pedro Antonio Ríos-Reyna, considerado también como uno de los promotores culturales más importantes del Siglo XX en nuestro país.
Su construcción fue en tiempo récord, en tan sólo 45 días. En su época fue un excelente teatro lírico al aire libre. El concierto inaugural estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo la dirección del afamado maestro alemán Wilhem Furtwängler y del maestro Vicente Emilio Sojo, con un repertorio de magníficas obras de Lamas y Caro de Boesi interpretadas por el Orfeón Lamas, el viernes 19 de marzo de 1954 a las 9 p.m. Ese día se hacía honor al entonces Presidente de la República, Marcos Pérez Jiménez y a los miembros de la Décima Conferencia Interamericana.
La presencia de Furtwängler en Caracas fue muy considerada todo un suceso en nuestro país. Era uno de los directores alemanes más destacados de su tiempo. Fue director deStaatskapelle de Berlín y de la Staatsoper Unter den Linden, donde fue sucesor deRichard Strauss y luego estuvo en la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, donde sucedió a Arthur Nikisch. También fue regente en la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Berlín hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue reemplazado entre 1945 y 1952 por Sergiu Celibidache. Regresó en 1952 y permaneció hasta su muerte en 1954, cuando le sucede el recordado Herbert von Karajan. Aunque estuvo trabajando para el gobierno nazi, no estuvo de acuerdo con la política de ese régimen y por eso debió abandonar su cargo como director.
El programa en la primera parte incluía O, María de José Ángel Lamas; Parce mihi, Dómine de José Antonio Caro de Boesi y Benedicta et Venerábilis de José Ángel Lamas, que fueron interpretadas por el Orfeón José Ángel Lamas –conocido también comoOrfeón Primado de la República- y la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo la dirección del maestro Vicente Emilio Sojo, según consta en los programas guardados en los archivos históricos de la OSV. En la segunda parte, luego del intermedio, la Orquesta Sinfónica de Venezuela, estaría bajo la batuta del director invitado, Wilhem Furtwängler. Las obras seleccionadas fueron: Concierto Grosso Op. 6 N°10 de Händel; el poema sinfónico Don Juan Op.20 de Richard Strauss y finalmente, Obertura “Tannhäuser” de Wagner.
El maestro Furtwängler se quedó en Caracas unos días. El 19 de marzo de 1954 se realizó el primer concierto. El segundo concierto fue el 21 de marzo bajo la dirección única de Furtwängler cuando se grabó un disco en vivo con la Orquesta Sinfónica de Venezuela desde la Concha Acústica de Bello Monte y el repertorio incluía las obras Don Juan de Strauss, Concerto Gross Op. 6 N°10 de Händel y la Sinfonía N° 1 Op. 68 de Brahms. Como grabación en vivo, un tesoro a la fecha, presenta las inevitables imperfecciones y la falta de balance entre los instrumentos.
Grabación tomada en vivo del concierto en el Anfiteatro José Ángel Lamas
Del concierto inaugural, cabe mencionar una serie de detalles –hoy anecdóticos- que demuestran la naturaleza de los maestros fundadores Vicente Emilio Sojo, de gran carácter y rectitud y de Pedro Antonio Ríos-Reyna, como hábil conciliador. El maestro Felipe Izcaray, como amigo del maestro Sojo, recuerda los comentarios que se hicieron sobre ese concierto en particular: “Al estar presente el Presidente, había que iniciar el concierto con el Himno Nacional, cosa que el Maestro Vicente Emilio Sojo, director de la primera parte del evento, se negó a hacer. Decía con firmeza ‘Yo no le voy a rendir honores a ese sátrapa usurpador’. Después de mucha discusión y ‘negociación’, el himno fue dirigido por el Concertino, Pedro Antonio Ríos-Reyna y el concierto comenzó con una hora de retraso. Furtwängler no entendía nada. Esto me lo contó el Dr. Inocente Palacios, Presidente de la Fundación José Ángel Lamas y de la Urbanización Colinas de Bello Monte, pero el propio Maestro Sojo me lo expresó en una oportunidad. Pérez Jiménez respetaba mucho al Maestro y no le dio importancia al incidente, incluso me decía Palacios que se dio cuenta y sólo sonreía. Una vez condecoró a Sojo, pero el Maestro no fue al acto y Pérez Jiménez le mandó una batuta de oro en un estuche de terciopelo, que luego el maestro, narrado por él mismo, tiró al río Guaire”.
1954 fue un año muy fructífero para la cultura en general en nuestra capital. Pedro Antonio Ríos-Reyna se lució como promotor cultural, el gran gestor y como director de orquesta en el I Festival de Música Latinoamericana realizado en el Anfiteatro José Ángel Lamas de Caracas. Estos festivales fueron emprendidos por Pedro Antonio Ríos-Reyna, Juan Bautista Plaza, Inocente Palacios, Simón Álvarez, Enrique de los Ríos y Alejo Carpentier. Las obras de compositores venezolanos como Antonio Lauro, Evencio Castellanos, Gonzalo Castellanos, Antonio Estévez, Inocente Carreño, Modesta Bor y tantos otros nombres de la música contemporánea de nuestro país, tuvieron alta exposición y gran recibimiento del público.
Ríos-Reyna fue el factor aglutinante de solistas y compositores participantes en ese magno evento histórico que marcó hito en la historia musical latinoamericana. Fue el principal entusiasta y colaborador del Dr. Inocente Palacios, el empresario que donó a la orquesta el terreno, para que luego se construyera en ese espacio la llamada ‘Concha Acústica de Bello Monte’, que no es otra que el ‘Anfiteatro José Ángel Lamas’, donde se realizó el festival. En 1957 se realizó el segundo festival.
Resistiendo el paso del tiempo
Desde su creación, la Concha Acústica de Bello Monte presentó un estilo único, original, todo un modelo de arte moderno. Fue ejecutada por el gobierno nacional en cooperación con la empresa Colinas de Bello Monte. Concebida como escenario para que la primera orquesta sinfónica profesional del país, la Orquesta Sinfónica de Venezuela, se luciera en espectáculos de gran factura y al alcance de un público que gustaba de las bellas artes, entre ellas, la música. Entre 1954 y 1983 la Orquesta Sinfónica Venezuela se presentó 51 veces en ese recinto.
Al haber sido diseñada por un especialista en Acústica como lo fue Julio César Volante, la Concha Acústica de Bello Monte tuvo y mantiene la particularidad de que no se necesita micrófonos ni equipos de amplificación. Así que en las presentaciones de Ópera o conciertos de música clásica, el público puede disfrutar del sonido natural emanado por las voces o los instrumentos musicales. La instalación suministra amplificación natural.
Durante el III Festival Latinoamericano de Música de Caracas (1966) hubo problemas con los ruidos aledaños. Durante uno de los conciertos de la Philadelphia Orchestra con Eugene Ormandy, se oía fuertemente la música de una conocida orquesta de baile que animaba una fiesta en el cercano Club Táchira, y hubo que negociar que la orquesta esperara un tiempo antes de comenzar el próximo set para poder culminar el concierto.
Durante los años 60, la Concha Acústica de Bello Monte fue escenario para eventos de gran corte popular, entre ellos se cuenta la realización de Miss Venezuela y las presentaciones del chileno Lucho Gatica y el Tenor Favorito de Venezuela, Alfredo Sadel, quienes acapararon a la afición totalmente.
En la década de los años 70 siguió siendo el lugar ideal para los grandes conciertos académicos y hasta recibió a Igor Stravinski dirigiendo a la OSV. En 1983, la OSV se muda al Teatro Teresa Carreño cuando le entregan la Sala Ríos Reyna como su sede permanente. En 1977, el Presidente de la República Carlos Andrés Pérez ordena el rescate de sus instalaciones.
Actualmente, la Concha Acústica de Colinas de Bello Monte, sirve como un espacio para la cultura local y es la sede de la Orquesta Sinfónica Municipal de Baruta. Con mucha frecuencia presenta conciertos, festivales, obras de teatro y múltiples eventos al aire libre. Los caraqueños cuentan con este hermoso anfiteatro concebido por Julio César Volante, arquitecto especialista en acústica, lugar para cuidar y preservar por sus extraordinarias características: acústica perfecta (creado en 1954 para la Orquesta Sinfónica de Venezuela), aforo de 8 mil espectadores y el sitio ideal para que hoy se disfruten del teatro, el cine, la música y hasta de actividades deportivas y recreativas de todo tipo, en sus instalaciones.
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