Guatire Edo. Miranda O8 -12 – l887 Caracas 11-08 –1974
- El Maestro Vicente Emilio Sojo viene al mundo en un año (1887) lleno de incertidumbres políticas en nuestra nación, a un barrio güatireño con una población de 3000 almas.
- Hacía poco (1883) se habían celebrado los cien años del nacimiento del Libertador.
- El 25 de mayo se había convertido en Himno Nacional el canto patriótico conocido como “Gloria al Bravo Pueblo”.
- Hacia apenas cuatro meses se había marchado para siempre de la jefatura del país rumbo a Francia, el General Antonio Guzmán Blanco.
- Por cosas del destino por decreto del 4 de agosto de 1887 “se crea una Academia Nacional de Bellas Artes…” y “se destina para la Academia..la casa Oeste 1, número primero, de propiedad de la Nación…” que, después de una serie de acontecimientos, finalmente viene a convertirse en la “Escuela Superior de Música José Ángel Lamas” de la cual el Maestro sería nombrado director.
- Se otorgaba concesión a Miguel T. Dooley para establecer et alumbrado público por electricidad, siendo Valencia la primera ciudad de Suramérica así iluminada.
- Y a cuatro días de su nacimiento se estrena en el Teatro Guzmán Blanco (hoy Teatro Municipal) la opera “MIGNON” del compositor Francés Ambroise Thomas.
El nombre y la figura del Maestro Vicente Emilio Sojo han sido utilizados de innumerables maneras y su vida y trayectoria han sido ampliamente estampadas en cientos de artículos. No debe sorprendernos. Siendo autodidacta en gran parte de su aprendizaje musical, fue recopilador de una considerable cantidad de piezas infantiles de nuestro acervo y tradición, compositor y director, pero ante todo, un gran maestro.
Aparte de la desmemoria del Maestro Sojo en ciertos momentos y siendo celoso guardián de su historia privada, no es extraño que se hayan producido algunos comentarios, tomados como ciertos, que no sean tales. Ésto por supuesto complica las cosas a la hora de escribir una semblanza ajustada a las realidades. Por eso nuestra admiración por aquellos que han tratado de develarlas.
Podemos comenzar por tomar como cierto que fueron sus padres Don Francisco Reverón López, de origen canario, y Doña Luisa Sojo, guatireña. Aquí hacemos un paréntesis para aclarar una de las ambiguedades encontradas en algún historial. Esta versión, errada según palabras del propio Maestro Sojo, se originó del apellido común con el Padre Sojo, cuyo nombre verdadero era Pedro Ramón Palacios Sojo y Gil de Arratia, también nacido en la zona de Guatire, fundador de la Escuela de Chacao y principal propulsor y protector de los músicos de la más brillante y significativa generación de compositores que tuvo Venezuela en el siglo XVIII. De hecho, su hermano Feliciano Palacios fue abuelo materno del Libertador. Tal vez llevados por algún deseo en nuestro orgullo nacional de que este linaje fuera verdadero y por vía materna de nuestro Libertador, se le trató de vincular consanguíneamente con el Padre Sojo. ¿La respuesta categórica del Maestro?: “Soy un cuarterón, un hombre de las capas más humildes del pueblo. Pierde su tiempo quien ande por allí con esas necedades.” Con este comentario se cae la teoría inicial y la conclusión de que Luisa Sojo, su madre, recibiera el apellido de la familia que les concedió la pequeña propiedad donde vivieron. *cuarterón: Nacido en América de mestizo y española, o de español y mestiza (RAE)
Ya transcurriendo su vida en plácida compañía de su madre, inicia sus clases de música con el Maestro Régulo Rico, recibiendo instrucción en teoría y solfeo, canto, nociones de algunos instrumentos, la base de la armonía y la orquestación de banda. Años más tarde forma parte de los miembros fundadores de la “Unión filarmónica de Guatire” de la cual fuera creador y director su siempre recordado maestro.
En 1906 se establece en Caracas, ciudad en la cual fallece en 1974.
Autodidacta, según sus propias palabras, estudia música mientras trabaja como tabaquero y pintor de brocha gorda para subsistir. En 1909 ingresa al “Conservatorio de Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes de Caracas”. Entre 1923 y 1924 ejerce como maestro de capilla interino de la catedral de Caracas, esperando al titular Juan Bautista Plaza. Para la fecha en que es nombrado director de la “Escuela de Santa Capilla” (actual Escuela de Música José Ángel Lamas), ha sido factor decisivo en la creación de la “Orquesta Sinfónica Venezuela” y el “Orfeón Lamas” en 1930, dos instituciones impulsadas vehementemente por su determinación y constancia.
Reconocido por sus alumnos y amigos por sus desplantes autoritarios y severos, pero también por sus gentiles gestos y dedicación, se erige como director del conservatorio y pone en marcha un plan bien estructurado reformando los estudios musicales especialmente en las materias de especialización. Crea la cátedra de composición en la cual se consolida el movimiento de compositores nacionalistas venezolanos gracias a su perseverancia y preocupación a nivel personal, sembrando en cada uno de sus alumnos el interés y el amor por los valores nacionales.
Aunque sus grandes aportes fueron más que todo de orden pedagógico y organizativo, dada su inquebrantable voluntad (Orfeón Lamas y Director del Conservatorio) también se le reconocen sus méritos como compositor y sobre todo por su arduo y paciente trabajo de recopilación, armonización y transcripciones de trescientas piezas del acervo popular y folklórico venezolano (canciones, tonadas, cantorías, aguinaldos y danzas venezolanas de finales del siglo XIX y XX).
Su obra creativa se extiende a los distintos géneros de la música catalogadas en: Escénicas, Música de Cámara, Música Orquestal, Música Vocal, Música Coral – Motetes, Obras Religiosas y Obras Profanas.
Investigación y textos de los “Próceres de la OSV”
Alejandro Ramírez – Presidente de la SOSV (1991 – 2010)
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