Caracas, 1864 – 1950
Es bien sabido que la religión ha sido, a lo largo de la historia del hombre, factor determinante en la dedicación e inspiración de algunos de los grandes genios de las artes y de la arquitectura. En lo referente a la música, por citar una de las artes, podemos tomar como ejemplo a Johann Sebastian Bach quien escribió toda su obra dedicada a Dios; y en pintura, el Papa Julio II logró el concurso de una de los más grandes artistas de todos los tiempos Michelangelo Buonarroti, conocido por el mundo como Miguel Ángel, pintor escultor y arquitecto, para que pintara los bellísimos frescos de la bóveda de la “Capilla Sixtina”.
El Padre Sojo, tío abuelo de Simón Bolívar, cuyo verdadero nombre era Pedro Ramón Palacios Gil, también es fiel ejemplo de la religión ligada a la música. Habiéndose ordenado sacerdote decide fundar en Caracas la “Congregación del Oratorio de San Felipe Neri”, distinguiéndose ésta en Italia por cultivar de manera especial la música sagrada. José Antonio Calcaño nos explica en su obra “La Ciudad y su Música” que “…alrededor de 1784 se actuaban en el oratorio de San Felipe Neri y en las haciendas (de café) de Chacao, reuniones musicales que tuvieron importantes consecuencias en el desarrollo de nuestra música” y entre estos músicos seguramente figurarían “… junto con (Juan Manuel) Olivares, Juan José y José Antonio Caro de Boesi… José Francisco Velásquez y Pedro Nolasco Colón… y Juan Meserón…”, estando algunos de ellos comprometidos de lleno con la causa patriótica.
En la fundación de Santiago de León de Caracas, la iglesia interviene a favor de la música y el Maestro Calcaño nos explica como “en el principio fue el órgano”, refiriéndose al vínculo de este instrumento, ubicado en la Iglesia Mayor, al desarrollo primigenio de la ciudad. La Iglesia Mayor era uno de los cuatro templos que existían en la ciudad en sus primeros años, siendo los otros tres: la Ermita de San Sebastián (donde está la Santa Capilla, en la Av. Urdaneta, a una cuadra hacia el norte de la Plaza Bolívar), la Ermita de San Mauricio donde está el Correo en la esquina de Carmelitas) y el convento de San Francisco.
La historia de la “Santa Capilla” no deja de ser interesante por todas las circunstancias que antecedieron y rodearon su final terminación. De hecho, según la tradición se dice que en el solar donde esta construida, se ofició la primera misa en Caracas, lo cual ya es una curiosidad. Don Diego de Losada, fundador de la ciudad junto con mas de 100 españoles y dos italianos, decide erigir en este sitio la “Ermita de San Sebastian” en 1567 a raíz de una promesa que hiciera cuando decidió lanzarse a la conquista del valle que los indios llamaban Taramaina. El nombre es el del Santo Patrono que protegería a los conquistadores de las flechas envenenadas de los indios de la zona. En 1579 a raíz de un incendio que destruye la “Ermita de San Mauricio” se decide trasladar la imagen de este santo a la “Ermita de San Sebastian”, hasta que en 1640 adquiere el nombre de “San Mauricio” gracias a que este último tenía más fieles que el anterior. Por diversas razones, la ermita con el tiempo es reconstruida varias veces: es devastada por un incendio cerca de 1600, es abatida nuevamente en 1641 por un gran terremoto y luego de ser reconstruida en 1667 sufre los embates del célebre terremoto de 1812.
En 1883, en el centenario del Natalicio del Libertador, el General Antonio Guzmán Blanco decreta la construcción de la “Santa Capilla”, labor encomendada al arquitecto Juan Hurtado Manrique, quien la erige en tres meses en remembranza a la “Sainte Chapelle” de Paris, al estilo gótico, y que estaría destinada a la “Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento”. En el decreto se especifica que el nuevo templo sería construido en la misma área ocupada por la ruinas del templo de “San Mauricio”, utilizando todos los materiales de construcción de la ermita original. En el año 1921 se le añadieron dos naves laterales, pero un nuevo sismo derribó algunas molduras y la torrecilla.
Luego de diversas añadiduras y transformaciones, el 5 de agosto de 1926 la capilla es objeto de reconocimiento por parte del Papa Pío XI, quien la designó Basílica Menor, en razón de que, como ya se dijo, en ese mismo sitio se ofreció la primera misa de Caracas.
A partir de 1930, año de la fundación de la “Orquesta Sinfónica Venezuela”, se consolida el estatus de “basílica”, incorporando nuevos acabados, altares y nuevas imágenes; se coloca el actual piso de mármol, el púlpito y las balaustradas de los tres presbiterios.
En atención a su importancia histórica, el “Santuario Eucarístico de Santa Capilla” fue declarado “Monumento Histórico Nacional”, según Gaceta Oficial No. 31.678 de fecha 16 de febrero de 1979.
Dentro del templo el visitante se encontrará con piezas artísticas de gran valor histórico y estético, como su gran altar, sus vitrales, las lámparas de bronce. En una de sus paredes se encuentra la pintura “La Multiplicación de los Panes”, obra del extraordinario pintor venezolano, Arturo Michelena. Al igual que en el “Panteón Nacional”, y tantas otras basílicas del mundo, se pueden observar los nombres de personajes que fueron enterrados bajo el piso de la iglesia.
En los inicios de nuestra institución, un grupo de profesores de la “Escuela de Música y Declamación” (hoy Escuela José Ángel Lamas), que colinda con “la Santa Capilla”, estaba contra la idea de que los estudiantes de música pertenecieran a la orquesta y deciden expulsarlos, sin local y sin recursos económicos. La orquesta se encuentra literalmente en la calle. Sin embargo, gracias a la recia voluntad y el estímulo de personajes como el Maestro Vicente Emilio Sojo, los jóvenes estudiantes no se entregan y siguen adelante con sus propósitos. Finalmente, y para resolver la apremiante situación, tras largas semanas de incertidumbre, Monseñor Doctor Rafael Lovera Castro, prelado doméstico de su Santidad el Papa, Magistral de la Catedral y Rector de la “Santa Capilla de Caracas”, acoge a la recién fundada agrupación orquestal, ofreciéndole la rectoría de la iglesia para realizar sus ensayos diarios.
El episodio lo relata el propio maestro Sojo de la siguiente manera: “Entonces yo era profesor de Teoría y Solfeo en esta escuela (“Escuela Superior de Música”). Pues bien, tuve que salir a solicitar permiso al director de turno, que era Miguel Ángel Espinel, para efectuar los ensayos aquí…” “…Me dio un NO mas redondo que el Nuevo Circo..:” “… en seguida me dirigí a Monseñor Lovera, quien era a la sazón el Rector de la “Santa Capilla”. Al comunicarle nuestra idea, puso de inmediato a nuestra disposición la Rectoría para que efectuáramos los ensayos…”… “Y allí empezamos a ensayar la orquesta…”
De esta manera, Monseñor Rafael Lovera Castro se convierte por su buena voluntad, refinada cordura y sensibilidad artística, en un prócer importante en los inicios de nuestra querida “Orquesta Sinfónica de Venezuela”, la cual daría sus primeros pasos al amparo del apacible y santo refugio de esta bella e histórica iglesia caraqueña.
Fuentes: “La Ciudad y su Música” de José Antonio Calcaño.
Entrevista a Vicente Emilio Sojo por Carmen Clemente Travieso aparecida en “El Universal”, el 15 de diciembre de 1949.
Definición de Real Academia de la Lengua Española: “ermita” (de eremita): f. Capilla o santuario, generalmente pequeño, situado por lo común en despoblado y que no suele tener culto permanente.
Investigación y textos de los “Próceres de la OSV”
Alejandro Ramírez – Presidente de la SOSV (1991 – 2010)
Add a Comment