Caracas, 19 de Julio 1898 / 1 de enero de 1965
Es bastante complicado establecer las circunstancias y las causas que dan origen a una institución como la “Orquesta Sinfónica de Venezuela”, ya que es toda una compleja mezcla de hechos históricos, intereses y voluntades que convergen en su creación. Muchísimos de nuestros benefactores serán omitidos ya que deben ser miles de personas que en un momento u otro de nuestra larga trayectoria acataron el llamado en forma determinante para protegernos, para defendernos, para contar nuestros éxitos y desventuras; pero pretendemos que sea solo por razones del anonimato en el cual muchos han querido permanecer u olvidos involuntarios de la historia que desgraciadamente ocurren con mas frecuencia que la que deseamos. Es por esto que hacemos todo lo posible para conformar la lista de nuestros próceres, con nombre de abnegados personajes de la cultura musical, compositores, intelectuales, políticos, promotores y tantos que puedan haber estado comprometidos en algún momento crucial en el desarrollo y mantenimiento de nuestra querida institución.
En la búsqueda del pasado de nuestra historia encontramos dentro del movimiento del resurgimiento musical en Venezuela, el nacer de la orquesta “precursora” el 11 de febrero de 1922, la “Unión Filarmónica de Caracas” que sería disuelta, desafortunadamente, siete años más tarde, el 29 de enero de 1929. Pese a este infortunio, sin embargo, ya deslumbraban las actuaciones de importantes personajes entre quienes encontramos al Maestro Juan Bautista Plaza Alfonzo, nuestro Prócer No. 7.
En el año anterior a la ascensión de Cipriano Castro a la primera magistratura del país, nace en Caracas uno de los siete hijos de Juan Bautista Plaza Larrazábal y de Teresa Alfonzo Rivas de Plaza, cuyo nombre se menciona con frecuencia en los pasillos de nuestros conservatorios y en todos los textos que hablan de la evolución de la música en nuestra nación. Su vocación puede ser que haya provenido de ambos progenitores ya que su padre “tocaba varios instrumentos por fantasía y su madre tocaba bastante bien el piano y leía música con facilidad”. Estando en el “Colegio Francés”, donde aprendió a hablar y escribir este idioma con fluidez, se sintió atraído por la música al punto que empezó a tomar clases de teoría y solfeo con el piano del profesor Jesús María Suárez, dándose éste cuenta del talento innato que tenía el niño para la creación ya que aún con los pocos conocimientos musicales adquiridos ya empezaba a hacer sus primeros ensayos de composición.
Al salir de bachillerato sufre una crisis vocacional y comienza estudios de Derecho para ser apenas continuados un año mas tarde por los de medicina que también tienen corta duración. Estando en la universidad sigue asistiendo a sus clases de música y desarrolla a cabalidad su papel de compositor y director del coro del “Colegio Francés”. Luego en ocasión del montaje del oratorio de Don Lorenzo Perosi, “La Resurrección de Lázaro”, el joven Plaza conoce a monseñor Ricardo Bartoloni, excelente músico y amigo del compositor, quien, al darse cuenta del especial talento del joven, con todo entusiasmo hace diligencias ante el Arzobispo y el Cabildo Metropolitano para que éste reciba una beca para estudiar un curso completo en la “Escuela Pontificia Superior de Música Sagrada de Roma”. Así pues, la suerte está echada y el joven músico obtiene el título de “Maestro en Composición Sagrada”. En respuesta a sus denodados esfuerzos, sus calificaciones son sobresalientes, pudiendo regresar a Venezuela un año antes del lapso reglamentario de cuatro años para hacerse cargo de la crítica situación económica de su familia a raíz de la muerte de su padre.
A su regreso y por disposición contractual, asume el puesto de Maestro de Capilla de la Catedral de Caracas, cargo que ejerce durante veinticinco años y para lo cual se le había otorgado la beca.
Se casa en 1930, año en que se funda la “Orquesta Sinfónica Venezuela”, con la pianista y pedagoga Nolita Pietersz Rincón, inteligente, abnegada y eficaz colaboradora en todos sus proyectos, con la cual tiene tres hijos: Gonzalo, Susana y Beatriz.
Para solventar su situación económica, por un tiempo dirige una pequeña orquesta para amenizar las funciones cinematográficas de un teatro capitalino. Desempeña una encomiable labor pedagógica y por su iniciativa el Ministerio de Educación crea la cátedra de “Historia de la Música” al frente de la cual se mantiene desde 1931 hasta 1962. Igualmente crea la cátedra de “Estética Musical” la cual es requisito obligatorio para obtener el diploma de compositor o de ejecutante. Es nombrado Director de Cultura del Ministerio de Educación. Dicta charlas a través de su programa en Radio Caracas para despertar el interés por la música sinfónica, informando además sobre las actividades de la “Orquesta Sinfónica Venezuela” e invitando a sus conciertos.
Durante ocho años (1936-1944) clasifica y restaura una cantidad considerable de música de la Colonia descubierta en los sótanos de la “Escuela de Música y Declamación” (hoy, José Ángel Lamas) por el Maestro Ascanio Negretti (primer concertino de la OSV), su director. Funda en el año 1945 la “Escuela Preparatoria de Música” (hoy, Escuela de Música Juan Manuel Olivares). En 1947, por encomienda del Ministerio de Relaciones Interiores elabora la versión “oficial” del “Gloria al Bravo Pueblo”, Himno Nacional de Venezuela.
Fue presidente y miembro de la “Asociación Venezolana de Conciertos”, institución creada en 1941 convertida en fiel aliada de nuestra orquesta. Es importante acotar aquí que entre estas dos instituciones se creó a partir de 1942 un estrecho vínculo por medio del cual se pudieron realizar conciertos de especial interés musical para la ciudad capital con la participación de reconocidos artistas nacionales e internacionales que solo pudieron ser contratados por el aporte económico de dicha asociación. Esta contaba con muchos mas recursos que la propia orquesta, gracias a los aportes de mas de 1200 afiliados, melómanos, comerciantes, empresarios y personas vinculadas al mundo de las finanzas, quienes a su vez conformaban también gran parte del público asistente. Es oportuno mencionar también que entre las ultimas actividades que se realizaron en conjunto podemos enumerar las realizadas en los años ´90 con la presentación por primera vez en nuestro país de “Lohengrin” y “La Valquiria” de Richard Wagner además de “La Flauta Mágica” de W.A. Mozart, todas hechas posibles por el empeño del Dr. Salvador Itriago, presidente de la AVC y Eduardo Chibás, presidente de la Asociación Wagner de Venezuela.
No tenemos espacio suficiente para enumerar el resto de las múltiples actividades realizadas por el Maestro Juan Bautista Plaza en el campo de la música; podemos considerarlo como uno de los compositores venezolanos más prolíficos con más de trescientas obras en su haber. Queremos en su honor dar fe de la incansable voluntad de “aprovechar todo medio para predicar a favor de la música” como era su postulado, y agradecerle el haber sembrado en tantos alumnos, colegas y amigos su amor por la música. En este breve homenaje escrito, solo nos resta, como integrantes de la “Orquesta Sinfónica de Venezuela”, reconocer su cariño incondicional a nuestra institución, a sabiendas de que aun no perteneciendo a ella como instrumentista, la dirigió en diversas oportunidades y abogó por su causa a los cuatro vientos con empeño, preocupación y corazón.
Investigación y textos de los “Próceres de la OSV”
Alejandro Ramírez – Presidente de la SOSV (1991 – 2010)
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