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Adda Elena Alvarado de Sauce

Chivacoa, Yaracuy 05/06/1914 – Caracas, 2006

Adda Elena Alvarado de Sauce

Hay ocasiones en las que las relaciones humanas se entrelazan de tal manera que todo se da: es el caso de nuestro Prócer No. 8, el Maestro Ángel Sauce y su esposa., la profesora Adda Elena Alvarado de Sauce venidos de distintas procedencias de la nación que llegaron a conformar, no solamente un ejemplar hogar, sino también un dúo armonioso en el cual se complementaron artisticamente.

El maestro Sauce nació en la ciudad capital, en la muy conocida parroquia de San Juan un 2 de agosto de 1911 a cien años de la declaración de la independencia; su padre, a quien no llegó a conocer por haber fallecido cuando éste era muy pequeño, se llamaba Juan Vicente y su madre Justa. La profesora Adda, en cambio, nació en Chivacoa, Edo. Yaracuy, tierra de gentilicio con orgullo. Aparte de la lamentable muerte de su padre, la infancia del maestro Sauce transcurrió en relativa felicidad. A los 8 o 9 años, su madre, quien no tenia conocimientos musicales, le regala un violín y el niño recibe clases de Manuel Leoncio Rodríguez.

Mientras el maestro Sauce da sus primeros pasos en la música, la profesora Adda está estudiando en el “San José de Tarbes” (Colegio Francés) en Barquisimeto a donde ha venido a establecerse esta familia con diez hijos. En este plantel educativo recibe clases de mandolina y a los catorce años, al ver el progreso de la niña, las monjas deciden regalarle un violín permitiéndole al profesor Juancho Lucena (fundador de “La Pequeña Mavares”, orquesta típica) darle clases particulares en el colegio. Desde 1930 hasta 1934 recibe clases en la Academia de Música “Santa Cecilia” del profesor Franco Medina que son interrumpidas cuando éste regresa a Italia.

En la apacible ciudad de solo dos calles, la profesora Adda frecuenta los conciertos y espectáculos ofrecidos por las orquestas que viajan a Barquisimeto a representar zarzuelas y operetas y que habitualmente dirigía el maestro Vicente Martucci, primer director y presidente de la “Orquesta Sinfónica Venezuela”. Lejos está ella de pensar que en una de estas orquestas está el joven Sauce, su futuro esposo, iniciándose en la profesión de violinista. En uno de estos conciertos, el Maestro Vicente Emilio Sojo, fundador de nuestra institución, presenta el “Orfeón Lamas”, coro al cual pertenecería posteriormente la profesora Adda durante cuatro años, y es invitado por ella a almorzar a su casa. Al comentarle sobre su preocupación de continuar sus estudios musicales, éste le escucha ejecutar un “Nocturno” de Chopin acompañada por su hermana Noemí al piano. El Maestro se interesa y le aconseja gestionar una beca e irse para Caracas. En 1938 gracias a la intervención del Dr. Onorio Sigala, Presidente (gobernador) del Estado Lara, quien era médico de la familia, recibe una beca de Bs.150 mensuales. Su familia solo le permite irse para la capital si se queda a vivir en casa de gente honorable. Es así como los primeros tiempos en Caracas transcurren en casa de otra gran emprendedora del quehacer musical en Venezuela, la profesora Ana Mercedes Azuaje de Rugeles, docente, violinista y compositora, mejor conocida como la directora del “Conservatorio de Música Juan Manuel Olivares” y madre del Maestro Alfredo Rugeles. Una vez establecida en Caracas, asiste a las clases de sus profesores Ascanio Negretti, Moisés Moleiro y Eduardo Plaza. Surge un desacuerdo entre el Maestro Negretti, primer concertino de nuestra orquesta, y el Maestro Sojo, y éste no permite que le siga dando clases en su casa, sugiriéndole otro profesor de violín, el Maestro Pedro Antonio Ríos-Reyna, quien en opinión de ella, fue un excelente pedagogo.

Continúan las clases de música para el Maestro Sauce, ahora en manos de José Lorenzo Llamozas y el maestro Sojo en la que es hoy la “Escuela de Música José Ángel Lamas”. Prosigue su profesión de músico itinerante y se muda para La Guaira donde es integrante residente de la orquesta del “Teatro Lamas” donde impera el cine silente. En 1930 se incorpora a los ensayos de la recién fundada “Orquesta Sinfónica Venezuela” con  permiso de su madre por ser menor de edad, y está presente en su primer concierto el 24  de junio del mismo año.

Quiso el destino que la profesora Adda asistiera a las clases de armonía por recomendación del propio Maestro Sojo quien las dictaba, ya que éste pensaba que la joven alumna estaba lo suficientemente preparada para ello; y aquí conoció al alumno Sauce quien compartía aula con Evencio Castellanos y Antonio Estévez.

De allí nació algo más que la amistad y el resto es historia. Con un empujoncito del Maestro Sojo ambos deciden conformar un hogar en 1940 del cual nacen cinco hijos, una niña y cuatro varones.

Una anécdota nos da cuenta de la influencia sorprendente que ejercía el Maestro Sojo sobre sus alumnos. En cierta oportunidad, ya casado, el Maestro Sauce se ausentó del conservatorio por tres días por estar trabajando en la orquesta de la “Broadcasting Caracas”, la cual dirigió, y no tuvo otra ocurrencia el Maestro Sojo que ir a buscarlo personalmente. Le mostró su enojo por alejarse de sus estudios y le exigió que se presentara al día siguiente a clase con un “Divertimento”. Sin protesta alguna, el Maestro Sauce se fue a casa, pasó toda la noche componiendo su tarea y al otro día la entregó  a su maestro. Esta es una de las muchas muestras de poder de convocatoria que tenía el Maestro Sojo con sus alumnos, demostrando una vez más que sin su perseverancia, la “Orquesta Sinfónica Venezuela” tal vez no hubiese sobrevivido esos primeros años de existencia.

La profesora Adda se incorpora a la “Orquesta Sinfónica Venezuela”, otra vez por insinuación del Maestro Sojo, y se estrena con la “Sinfonía Inconclusa” de Schubert. Siendo en aquel entonces una de las pocas damas que pertenecen a la orquesta  (cinco en total) permanece en esta institución  durante 26 años, sin dejar en ningún instante de apoyar los proyectos del Maestro Sauce y los propios, como lo fueron la creación del Conservatorio “Juan José Landaeta” e innumerables coros. El conservatorio, proyecto del reconocido Arquitecto Fruto Vivas, está a la espera del urgente apoyo de los entes oficiales para su definitiva terminación.

En 1945 el Maestro Sauce recibe una beca de la municipalidad de “New York Teachers College”. Se queda solo año y medio, hasta 1947, momento en el que se reunieron los Sauce con sus pequeños hijos que habían quedado en custodia de la abuela materna.

Después de haberla dirigido como director ocasional, el Maestro Sauce es nombrado director adjunto de la “Orquesta Sinfónica Venezuela” y la dirige unas 110 veces en el espacio de doce años. Tal vez uno de sus grades méritos como integrante de la orquesta es que, a diferencia de algunos de sus colegas, se esmera en estrenar y dirigir no sólo sus obras sino también las de muchos otros compositores venezolanos.

Una vez más, las limitaciones del espacio nos impiden enumerar los múltiples trabajos de estos dos ejemplares músicos. Por su denodada dedicación a la enseñanza de la música en nuestra nación y a su tesonera labor dentro de la “Orquesta Sinfónica Venezuela”, bien merecen el Maestro Ángel Sauce y la profesora Adda Elena Alvarado de Sauce, una bella pareja musical, un sitial de honor  y su inclusión en esta serie de próceres de nuestra institución.

Es justo dedicarle algunas líneas al Maestro Manuel Leoncio Rodríguez, primer profesor de violín del Maestro Sauce: violinista, pianista, compositor, abogado y escritor, quien fuera uno de los más cultos promotores de las orquestas a comienzos del siglo XX.

Nació en valencia en 1870, fue columnista de periódicos “La Nación”, “El Nuevo Diario”, “El Cojo Ilustrado”, “El Universal”, “La Revista”, “Actualidades2 y “La Lucha”. Funda y mantiene con sus propios medios la revista “Las Bellas Artes”. A su regreso de Europa es nombrado profesor de instrumentos de arco en el “Conservatorio de Música de Caracas” y fue miembro fundador de la “Unión Filarmónica de Caracas”, orquesta que desaparece para dar paso a la O.S.V. Su fecha de nacimiento nos indica que en 1930, cuando nace la “Orquesta Sinfónica Venezuela”, ya contaba con 60 años de edad; sin embargo, con su entusiasmo característico, fue pieza fundamental en esos difíciles primeros años, integrándose a la orquesta como violinista. Su nombre aparece junto a los de algunos de sus alumnos en la primera lista completa de los integrantes de la orquesta de la cual se tenga conocimiento, aparecida en 1936.  

Fuentes: Textos varios y conversaciones con la Profesora Adda Elena de Sauce.

Investigación y textos de los “Próceres de la OSV”
Alejandro Ramírez – Presidente de la SOSV (1991 – 2010)

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